sábado, 31 de marzo de 2007

Terminó la luna de miel


Cuando una pareja se dice feliz y piensa en casarse, la parte más importante de esa ilusión es la luna de miel, pues es ahí donde se cimentará lo que será el resto de la relación. Hay algunas que son inolvidables y pareciera que duran toda la vida. También existen las que resultan un infierno y el matrimonio dura menos que un técnico de fútbol en la parte baja de la tabla.

La mía duró casi siete años. Siempre tuvimos algunos problemas, “estira y afloja” como dicen los mexicanos, pero la mayor parte la pasamos bien, disfrutando los placeres de la vida y permitiéndonos uno que otro exceso, pero siempre procurándonos lo más posible para no perder el hilo de nuestro romance.

Todo comenzó el martes 2 de mayo del 2000. Los doctores comentaron que mis niveles estaban por encima de los máximos vitales y que bajarlos, para como estaba mi organismo, sería casi un milagro. Sin embargo éste sucedió y a partir de ese momento inició lo que el endocrinólogo calificó como “una luna de miel con la diabetes”.

Por ahora –me dijo- no vas a tener muchos problemas y tal vez hasta puedas dejar de depender de las pastillas si logras mantener una dieta equilibrada, bajas de peso y haces ejercicio permanentemente. Podrás comer cosas que no debes, pero entre más rápido te desacostumbres a la comida con grasa o harinas, menos crisis tendrás. Este periodo de “luna de miel” con la diabetes durará algunos años, todo depende de cuánto te cuides, pero lo único seguro es que algún día se va a terminar y entonces sí, ya no habrá ninguna licencia en antojitos.

Así pues, un endocrinólogo marcó el inicio de mi dulce y glucoso romance, mientras que otro dictaminó el final de la luna de miel. A unos días de cumplir nuestro séptimo aniversario, para mayor exactitud el viernes 30 de marzo, este fue el dictamen: “He revisado tus últimos estudios y estás fuera de control. Tendré que subirte la dosis de los medicamentos y tendrás que ir a tomar unos cursos para convivir con la diabetes, estoy seguro que te ayudarán mucho”.

Ahora mi amante y yo dejamos los momentos felices y ante la imposibilidad del divorcio, tendremos que aprender a vivir uno al lado del otro… uno dentro del otro. Cada uno hemos hablado con nuestros abogados y estamos trabajando en conseguir el mejor acuerdo para seguir con nuestras vidas haciéndonos el menor daño posible.
La luna de miel terminó y ahora, como en las mejores contiendas, viviremos en guerra permanente con el otro. Yo tengo la guerra perdida, pero sin duda me voy a divertir ganándole muchas batallas, pues para ello tengo al mejor ejército del mundo: mis hijos, mi esposa, mi madre, mis hermanos, mis carnales Hormigón, Mortero, Puñal, Cucho El Roto y Eduardo, mis amigos, las amigas y un sin fin de “efectivos” que harán de esta contienda “la madre de todas diabeticonfrontaciones”.

viernes, 30 de marzo de 2007

36 meses sin intereses


Una vez me dijo un viejo sabio: ‘la única ventaja que tenemos los pobres sobre los ricos es la satisfacción que se siente terminar de pagar algo’.

Gran razón tenía ese viejo druida, acabo de liquidar mi auto… ¡36 meses de pesadilla! Es como cargar una cruz durante el tiempo que dura el crédito, pero terminó… lo logré.

Me puse a reflexionar de todo lo que me ha ocurrido en tres años; el día que compré mi Fiat Palio no conocía Europa, sobre los Medias Rojas de Boston seguía pendiendo la ‘maldición del bambino’, Brasil era todavía campeón del mundo, vamos… ¡Yo era casado!

Que fuerte. Tres años son tan pocos para unos y tantos para otros; en este trienio la vida me ha cambiado por completo una y otra vez: Hice triatlón, lo dejé de hacer, cambié de trabajo, volví al que estaba… ¡Se casó Alejo! Aún las cosas más insospechadas ocurrieron. Me hicieron jefe y tengo oficina con vista al parque. Comí tacos en Homestead y fueron memorables.

El Barcelona fichó a mi jugador favorito, estuvo algún momento en zona de descenso, se salvó y después fue campeón de la Champions, goleó al América y vino a México, lo vi en el Azteca; también lo vi en el Camp Nou, le ganaron al Sevilla con gol de Giuly y luego –con el Sevilla- perdieron la Supercopa. Por goleada.

Conocí a mi can, Barça, el más incondicional y cariñoso ser que haya existido; fue amor a primera vista.

¡México fue campeón Mundial Sub 17!… ah, y tiene 2 presidentes.

Maradona se iba a morir, revivió y casi se muere otra vez. Casi se muere Fidel Castro. Marlon Brando sí se murió.

Alonso se hizo amigo de faranduleros y vio el Real Madrid - Betis en el palco de David Beckham. Otro Alonso le cambió el significado a la palabra invencible y Beckham se fue del Manchester, al Madrid, a la MLS.

A Joaco le cambiaron el riñón por uno de repuesto y se convirtió en leyenda. Y en un gran ejemplo en mi vida. Tuvo 2 bellísimos hijos y mi carnal, Iván, va también por el segundo.

Vi de nuevo a Pearl Jam, U2, The Libertines y The Killers; The Who iba a venir pero canceló… ¡Se reunieron Pink Floyd y Police! La Barranca tocó en Francia y no sé si volverán a tocar algún día. Toqué fondo de fea manera y luego surgí de las cenizas como el ave fénix, eso sí, en la superficie pienso quedarme un buen rato.

Conocí también, al más bello espécimen de la raza humana, hermosa, vino del otro lado del océano, de tierras misteriosas; me enamoré por completo… y ella de mí.

Y tú… ¿hace cuánto que pagas tu auto?

jueves, 29 de marzo de 2007

Fuera de lugar


Muchas veces he escuchado que mis comentarios están “fuera de lugar” y sin embargo he podido vivir con ello, pero ha llegado un punto en el que debo expresar mi inconformidad… ¡no entiendo el fuera de lugar en el fútbol!

Si hay una jugada espectacular en un partido, ¿Es fuera de lugar? ¿Debo entender entonces que los equipos deben brindar un “espectáculo” totalmente aburrido para que tenga validez? No estoy de acuerdo y me niego a creer que si un delantero calza del 10 y el defensa del 8, por esa diferencia el delantero esté 5 centímetros más adelante que el defensa y por eso las cosas no cuenten.

Qué tal si ese día, por cosas de la vida, el delantero no se cortó las uñas de los pies y en un pique de 30 metros, la fotografía revela que estaba una pulgada delante de la línea defensiva y ya por eso no cuenta el excelente centro que le enviaron desde el otro lado del campo… como dijeran por aquí, ¡no me jodan!

Alguna vez escuché a un entrenador de fútbol americano aplicándole una terrible reprimenda a uno de sus esquineros defensivos, a quien le decía algo así,“mientras sigas jugando al fuera de lugar con los receptores, nos van a hacer pedazos en el marcador, esas mamadas –así le dijo- no existen en este deporte”.

Luego entonces, considero que fuera de lugar es que te pasen un manual de estilo y el emisor sea el primero que no lo respeta. Fuera de lugar es que en una empresa de comunicación lo único que no exista sea precisamente eso, la comunicación. Fuera de lugar es que las cosas solo “ocurran” si están dentro del corporativo al que perteneces, si no, entonces las cosas simplemente no existen.

Por eso elevo mi más enérgica protesta a los responsables del fuera de lugar en el soccer, para que no me tengan como idiota gritando “gooooooooooool”, para luego ahogar mi emoción en un mar de frustración porque un inepto dentro del campo está con su banderita levanta señalando el fuera de lugar.

Me imagino que los expertos en materia futbolística pensarán que lo que está fuera de lugar es mi protesta, pero qué importa, si finalmente hoy no me corté las uñas de los pies, hoy me llegó un email con una corrección que atenta contra el manual de estilo, hoy no me pude comunicar con mi jefe y, para rematar, a México le anularon un gol por estar… ¡fuera de lugar!

miércoles, 28 de marzo de 2007

"¿Qué tal todo?"


Mira que la gente dice gilipolleces. Es muy fácil hablar, algo que aprendimos de una manera natural, una de las grandes virtudes y diferencias que tenemos con el resto de animales, pero me parece que últimamente se ha sobrevalorado bastante este acto. Al igual que para conseguir un título universitario, un cursillo de mecanografía o la licencia para manejar se deben superar una serie de exámenes y pruebas, pues para hablar debería suceder lo mismo. Todas aquellas personas que quisieran decir algo deberían examinarse periódicamente para medir la cantidad de excremento que escupen sus cuerdas vocales diariamente.

Los ahí que lo saben todo. “Yo sé, yo sé…” Si por casualidad te preguntan algo, cosa que no pasa a menudo, a mitad de tu respuesta ya te están interrumpiendo con el “Yo se, yo se…” Bueno, pues sobra decirlo, pero si sabes para que me preguntas.

Hay otros que su nombre es la definición de inseguridad en el diccionario. Todas sus peguntas terminan con un …no? Ya he decidido contestar todas esas preguntas con un “Pues no”.

Otros, y estos me desesperan, parecen no entender muy bien cuando les hablas. Su cara se queda inamovible, sus ojos desenfocados mirando al infinito, la expresión y la concentración es la misma que cuando viven esos momentos desagradables en la taza del water. Te preguntan algo y cuando les terminas de contestar, murmullan:

- ¿… cómo?
- “eh, vete a cagar”

Algunos interrumpen siempre, otros no tienen continuidad y en dos frases se acabó la conversación. Hay gente que grita, quizá creen que tienen más razón por hablar fuerte, otros que no los oyes nunca, lo más seguro tengan toda la razón, siempre. Pero los que de verdad me joden, los que no puedo soportar son lo que solo hacen preguntas genéricas. No solo que sus preguntas son sosas, monótonas, vacías, planas, insipidas y repetitivas sino que siempre las hacen en los peores momentos. Tras un chiste (el grupo ríe, todos se miran y se oyen suspiros, Ay... que risa...) pero de repente te preguntan:

- “¿Y la bici Joaco?”
- “¿Bien…?”
- “¿Estás montando?”
- “Sí…”

Se viene otra broma, segundos después:

- “¿Y los babies?”
- “Bien…”

Esperando para que termine de hacerse el café

- “¿Qué tal todo?”
- “¿Todo? ¿De verdad quieres que te cuente todo? Venga no me jodas, ¿Te cuento todo desde que nací o quieres que empiece desde el capítulo donde un día estaba esperando por un café y un gilipollas me preguntó que que tal todo”

El Mortero

lunes, 26 de marzo de 2007

El paso del elefante es lento pero aplastante


Proeza.

1. f. Hazaña, valentía o acción valerosa.

Muchas de las grandes proezas que conseguimos los seres humanos se dan de forma fortuita, uno puede tomar la mejor foto de la historia o escribir el mejor guión cinematográfico, pero a menudo ayuda una dosis de suerte para conseguirlo.

Hay proezas, sin embargo, que se buscan, que se lucha por ellas y que son igual de meritorias.

Así que… como yo no quiero pasar por la vida sin conseguir al menos una, he decidido que antes de que termine este 2007 voy a correr un maratón. Una hazaña atlética que requiere de gran fuerza de voluntad, sobre todo para alguien que poco de su vida ha dedicado al culto al cuerpo y mucho a otro tipo de excesos.

Dejaré de fiestear por un rato, quizás durante un tiempo no será tan divertido salir conmigo –ja- pero lo tengo claro, quiero hacer algo trascendental antes de morir y como nada me asegura que podré hacerlo de otra forma, mientras el físico me lo permita tendré que recurrir a éste para lograrlo.

Lo único que puede impedírmelo es justamente eso, una lesión o una enfermedad, nada ni nadie más.

No pienso en ganar la carrera, mi verdadero reto es terminar y vivir la experiencia, algo que me quiero llevar a la tumba a sabiendas de lo corta que es la vida.

No me deseen suerte, este proyecto no depende de ella (que ya me ha hecho muchos favores) solo de la determinación que yo ponga en conseguirlo.

No hay marcha atrás, hacerlo público me compromete.

viernes, 23 de marzo de 2007

Hombres G en Miami Beach

Ojo a los movimientos del Mortero.

jueves, 22 de marzo de 2007

Malos, muy malos, requete malos

Siempre he ido con el malo de la película, por alguna extraña razón me domina ese ser siniestro que todos llevamos dentro y me hace enamorar fácilmente de los antagonistas de las historias… es más fácil, poco frecuente pero más fácil ¿Qué competencia puede tener Darth Vader al lado del desabrido Luke Skywalker? Han Solo podría competir, pero justo por eso, por su naturaleza oscura y mercenaria.

Esta mañana me desperté de un sueño que tenía que ver con eso, mi top 5 de villanos; me costó muchísimo hacer este ranking, pero a fin de cuentas fue con ellos con quienes soñaba:

1) Hannibal Lecter: El profesor, el maestro, el amo de la mala vibra… ¿Quién no recuerda esa primera escena en dónde Clarice entra a la cárcel de alta seguridad para conocerlo y está ahí, paradito, esperándola?… ufff… se me pone la piel de gallina. Maestro Lecter desde estas latitudes lo veneramos.

2) Michael Corleone: Todo lo maravilloso que era su padre, Michael se encargó de hacerlo olvidar, mandó matar a su hermano y aterrorizaba a su hermana solo con su presencia y su linaje di Capo. El único detalle por el que no está en el número uno del ranking se llama El Padrino 3... guácala.

3) Anthony Soprano: El mejor ejemplo del antagonista-protagónico. El tipo estaba decidido a matar a su madre ¡Con una almohada!, despacha a sus enemigos sin pensarlo, no tiene escrúpulos pero es encantador, daría 5 años de mi vida por una semana de fiesta con Tony y su famiglia. Sí señores, tengo debilidad por los mafiosos.

4) Jack el destripador: Jamás lo descubrieron; miles de hipótesis, nada comprobado. Se dio vuelo matando prostitutas con toda Scotland Yard y el mismísimo Sherlock Holmes detrás de él y nada, seguramente Jack se ríe de ellos y de todas sus versiones literarias y cinematográficas desde su tumba londinense.

5) Bill the Butcher: Muy personal pero uno de los villanos que más me han impactado. Gangs of New York no me parece la mejor película, ni de lejos, pero ese personaje me estremece cada vez que pienso en él. Desalmado, inmisericorde, disfrutaba al matar y preparaba un ritual fabuloso para hacerlo. Si no han visto la película, vale la pena solo por conocer al Carnicero.

Menciones honoríficas: The Joker, Mr Hyde, Goldfinger, Cruela de Ville, Alex De Large, Capitán Garfio… ¡Madame Mim!

miércoles, 21 de marzo de 2007

Robo

Como decía Camilo José Cela “Yo no veo la razón de que palabras que están en el diccionario y designan determinadas partes anatómicas suenen mal a algunos oídos. El fonema o grupo de fonemas que componen una palabra no tienen la culpa de lo que designan”.

Por eso, me cagó en la puta madre que parió al hijo de puta gonorrea malpario chinga su madre la concha de la lora cabrón que rompió anoche el vidrio de la venta del pasajero del coche de Lari y se robó su bolso y otras pertenencias.

Maldita la impotencia que siento. Su puta madre en el momento que decidió parar su desgraciado auto al lado del nuestro y se le pasó por su cerebro de gilipollas invadir nuestra privacidad. Me siento violado, indignado, abusado, furioso y con ganas partirle la madre al desgraciado, la reputa madre que lo parió, sus putos muertos, me cago en todos los santos que mean y los que cabalgan al revés, la concha su madre y la reputa madre que la parió a ella también.

Entre las cosas robadas se llevaron el bolso de Lari, nuevo de hacía dos meses, dentro de él todas sus identificaciones, tarjetas de crédito, utensilios de belleza y una cámara Canon SD550, como me duele. También los hijos de puta se llevaron las bolsas de los niños con su ropa y un par de biberones (mamilas). Un juego de llaves de la casa y otro de la casa de mis padres, vengan desgraciados, vengan e intenten robar cuando esté yo solo aquí que van a saber lo que es sentirse violados de verdad por un bate metálico de béisbol.

Lo que más que jode es que hayan robado las cosas de los niños, la cámara con sus fotos. Las estarían viendo mientras se alejaban por la 97ave, si tan siquiera pudiera saber donde viven, cabrones.

En fin.

El Motero

lunes, 19 de marzo de 2007

Qué fue primero ¿la gallina o el huevo?


Ponerse filosófico en estos días significa solo dos cosas: estás metido en drogas o cada vez entiendes menos el mundo que te rodea. Personalmente me encuentro en el segundo caso y con unas ganas cada vez mayores de caer en el primero, pues los trámites para vivir son cada vez más complejos.

Si compras un automóvil de media vida para sustituir el de extremo uso, los pasos que siguen para lograr que un papel confirme que en verdad ese vehículo es tuyo, pueden llevarte al extremo de quererlo regalar a la persona que más odies en el mundo o hundirlo en el primer lago que se atraviese en tu camino.

Cuando llegas a la compañía de seguros para obtener una póliza para tu juguete nuevo, te piden como requisito indispensable que presentes el registro del mismo a tu nombre. “Mire señor, primero tiene que ir a la oficina de placas para hacer el cambio de propietario y después regresa con los documentos a su nombre y ahí hacemos lo que usted quiera”.

Muy bien, vamos pues a la oficina de placas para solicitar los cambios pertinentes y para mi sorpresa, lo primero que te piden es… ¡el seguro del carro! Volteo para todas partes, busco la cámara escondida detrás de un ventilador, arriba de un espejo más sucio que el pelo de la gorda que atiende detrás en un mostrador despintado en el que se lee lo que podría ser una disculpa en un cartón que reza “In God We Trust”.

“Oiga, pero en la oficina de seguros me dicen que debo llevar primero el registro del vehículo para poderme dar una póliza”. La gorda me mira con más odio que a un anuncio de dietas y tratando de contenerse me revira “pues lo siento, pero si usted no tiene un seguro, no podemos darle el registro de un vehículo”.

Casi siento ganas de sentarme a llorar como cuando me regañaba mi madre con su argumento contundente de “porque así son las cosas y te aguantas”. Con una lágrima driblando a la niña de mis ojos y la bilis a punto de derramarse, le pregunto a la gordis qué carajos puedo hacer para andar legalmente al volante de un auto que manejo desde hace dos meses.

Le da una mordida a la baguette que tiene junto al teclado y me hace una señal de que la espere mientras mastica. Para mi desgracia en ese momento mi hija de dos años comienza a llorar fastidiada por el calor, por los minutos de espera pero principalmente por el pedo que alguien se ha tirado y que termina casi por derramar mi lagrimita dribladota. ¡Pobre de mi pequeña, se debe estar asfixiando.

Cuando estoy a punto de mandar todo a volar y a la gorda a rodar, ésta traga el bocado, toma un poco de gaseosa (seguro que fue ella la de la flatulencia), y me pregunta si la niña que llora viene conmigo. Asiento con la cabeza pero le advierto que de ella ya tengo el registro y también el seguro.

Mi ironía le hace gracia y me llama para que me acerque, “mire, le voy a hacer su trámite para que ya se vaya y su criatura se calme ya, pero esto no se hace así, que le quede claro”. En seguida me pide mi licencia, me cobra los honorarios correspondientes, me indica que en 15 días me llegará el documento oficial y que hasta enmicado me dará el registro.

Cargo a mi hija en brazos, salgo en busca de aire puro que nos libere del pedo de la gorda, pero sobre todo salgo aún con la duda, qué es primero ¿el seguro o el registro?

domingo, 18 de marzo de 2007

Volare, Oh, oh...




Señoras y señores bienvenidos al incomodísimo mundo del viajero común... Bienvenidos al aeropuerto. No hay un lugar más exhaustivo en el planeta que estas terminales.

Me parece obvio que está regulado por la Asociación Mundial de Aeropuertos (si es que existe tal cosa) que nadie puede tener una espera cómoda por su viaje; aunque haya que tomar un avión a las 6 AM y se tenga que estar ahí con tres horas de antelación, habrá que sentarse en uno de esos infames sillones de vinipiel con descansabrazos metálicos inamovibles y bordes filosos. Ni intentes acomodarte, los más grandes científicos los han diseñado para que te sea imposible.

Brillante idea, negocio garantizado: Un cine aeroportuario.

Preferiría a ojos cerrados una comedia romántica con Kevin Costner y Andy Mcdowell que una espera caminando sin rumbo entre Taco Bells, Miami Subs y en el mejor de los casos un Duty Free con whiskey baratos (aunque para ser honestos, ambas opciones son una pesadilla infernal para el que esto escribe).

Quizás lo peor sea la humillante experiencia de pasar sin zapatos, ni cinturón por los ‘aros’ (así los llaman) de seguridad de los aeropuertos gringos, porque uno como quiera, pero me ha tocado ver -con estos ojos que se comerán los gusanos- a los gorilas de seguridad casi desnudando a viejecitas chinas más inofensivas que la Madre Teresa o Sara García.

A esto hay que agregarle el martirio del aeroplano; si uno es un hormigón corpulento y sin los recursos para ir en primera clase, un viaje medianamente largo puede ser un infierno… ¿Porqué no acolchonar al menos ESE descansabrazos pegado a la ventanilla? ¿Acaso nos tienen que recordar las aerolíneas que merecemos semejante sufrimiento por darnos el lujo de abandonar nuestras moradas?

Sin embargo viajar es uno de los más grandes placeres de la vida; más cuando una familia tan maravillosa me hace siempre sentir como en casa, cuando tanta gente ha tenido muestras tan notables de cariño conmigo y sobre todo cuando vuelvo a mi adorada ciudad, a los brazos de la más maravillosa hechicera gallega.

Gracias a todos.

sábado, 17 de marzo de 2007

Hágalo usted mismo

Cada día las compañías de servicios y manufactura se hacen mas comodonas y nos obligan a nosotros los clientes a servirles y manufacturarles a ellos. ¡Y encima les pagamos! El mundo al revés.

Si compras una silla, una mesa, una cama o un juguete cualquiera, te mandan una caja delgada con varios pedazos de plástico o de madera, unos tornillos, unas tuercas, arandelas de presión y un papelito, que además de algunas instrucciones ininteligibles, te da una larga lista de herramientas que debes tener o comprar para armar el objeto en cuestión. ¡Genial!

Por supuesto, después de varias horas y con los dedos destrozados te levantas erguido y orgulloso por haber mal-construido algo.

Antes, cuando uno compraba cualquier cosa, el asunto era tan simple como desenvolver y usar. Y me sospecho que incluso era más barato. O sea que, si mis cálculos no fallan, ahora pagamos más por la mano obra; es decir por nuestra mano de obra. Vaya, que rifaron un premio al más tonto y nos lo ganamos.

Lo mismo pasa con los servicios telefónicos. Cuando llamas a cualquier compañía te sale una voz grabada dándote interminables instrucciones que jamás te llevan a donde quieres llegar. Todo para que hagas tú mismo, sin ayuda de nadie, lo que resulta que no hay manera de hacer sin ayuda de alguien.

Y nuevamente vamos a la economía. La excusa de estos sistemas automáticos es que ahorran en personal y se abarata el servicio. Incomprensible, pues los servicios son cada vez más costoso por los benditos costos operativos. Jodan menos y contraten a alguien que levante el teléfono y me ahorre tiempo y dinero.

En internet, para no entrar en detalles, diré que funciona un tanto más de lo mismo.

A mí hay una solo cosa que me gusta hacerme yo mismo, e incluso ésa prefiero que me la haga alguien. No sé, será que me gusta conocer gente.

viernes, 16 de marzo de 2007

The Frustrated


Se necesita una pequeña combinación de inmodestia, autoestima y egocentrismo para ser una estrella del rock, eso lo tenemos todos, lo que nos falta es suerte y un poco de talento. Somos una pandilla de frustrados que todavía, tras noches como la de ayer, sueña con dar un concierto con instrumentos de verdad.

Dejamos claro que estamos en la profesión equivocada. Carlos Vega demostró una gran vocación en la batería y la guitarra eléctrica, tanta que hasta el viejo pelotudo le arrebató una de ellas cuando mejor entonaba los acordes de Súbete a mi moto. Mónica ha nacido para esto, la actuación, la música, el show, lo demostró en la primera canción. Pimpinela se queda muy atrás. Cat tiene vocación, es joven y con mucho talento. Quedó pendiente La Tortura, pero algún día caerá. Maribel mostró el aura de una reina del pop, se vieron destellos por momentos y cuando íbamos a presenciarlo a fondo, el higüep… del anciano jodió el show. El Mortero y Hormigón demostraron sus dotes al micrófono, el bajo y la guitarra. Rafa, en fin, Rafa Summers es un caso especial. Hasta ayer nadie diría que guardaba un malogro por el Rock & Roll pero bastó una de los Hombres G para darnos cuenta de su verdadera vocación. La misión de Lotty y Luís fue fundamental, sin ellos las 500 fotos y 30 videos no hubieran sido producidos y ahora no nos reiríamos del gran tour The Frustated.

El espectáculo fue inolvidable. Tras varios Martinis y Sex on the Beach el nivel de actuación mejoró o quizá la exigencia del respetable bajó, lo más natural fue eso lo que sucedió.

Aunque lo más probable nunca lleguemos a un platino, ni llenemos el American Airlines y mucho menos hagamos una gira por Sudamérica con groupies y roadies, y camiones llenos de instrumentos y jets privados, aunque nunca lleguemos a ser Rock Stars de verdad, siempre nos quedará el Karaoke de la Collins.

Solo faltaron Lari y Bego, la próxima.

jueves, 15 de marzo de 2007

PEQUENA velada de Risk

Pues al final no llegaron ni el hormigon ni el toporingo ni el mortero ni nandiennnn.

Sólo se presentaron el Nicanor y el Puñal (dueños de la guarida) y el Matildo con Mr. Bad Example.

La batalla fue dura. Mr. Bad Example se deshizo en el duro frío de Alaska luchando cotra los cañones de Nicanor, mientras Matildo no llegaba a controlar el Norte de Europa. El puñal era el que mejor asentado estaba, pues controlaba Africa y estaba muy cerca de lograr la incursión en una debilmente defendida Suramérica. Pero entonces, apareció Nicanor, que controlaba Australia desde la primera tirada de dados, y decidió que iba a hacerse con el control de Asia. Ni Matildo ni Mr. Bad Example le pusieron freno, y tuvo que ser el Puñal quien le derrocara en los Urales.

Sin embargo, ya era muy tarde. Los objetivos trazados de antemano era bastante fáciles de lograr para Nicanor y, gracias a ello, en una jugada maestra pudo conseguirlos y proclamarse campeón.

La próxima vez se necesitará la presencia de algún master risk para poder frenarle los pies al "pinche" Nicanor.

martes, 13 de marzo de 2007

Enchilados


Ahora resulta que de ser “hijos de la chingada”, los mexicanos pasamos a ser hijos de los mil chiles. Bueno, hasta eso que no fueron miles sino solo 35. Todavía recuerdo cuando en la secundaria a alguien le apodaban o llamaban con el muy folclórico sobrenombre del “molito”. Sí, “molito”, así como el delicioso aderezo que baña infinidad de platillos mexicanos.

Para quienes no conozcan el tradicional mole, vale la pena aclarar que es una mezcla de chocolate, cacao y otros ingredientes, pero su característica principal es la combinación de chiles. De ahí parte el apodo que, usado en doble sentido, se le aplica a aquel individuo que el vox populi señala como producto de la múltiple participación de padres con una sola madre… eso es un “molito”.

Aclarado lo anterior, me vuelvo a sumergir en mi sorpresa, ¿horror?, de que en la elaboración del mexicano como lo conocemos en nuestros días, participaron nomás 35 chilitos de diferentes orígenes… y yo que pensaba que ser producto de un adulterio con dos ya era mucho.

Según los estudiosos del genoma del mexicano, esta singular mezcla se dió principalmente en América, por lo que el mapa de los más de 105 millones de “molitos” no es compatible con las cartografías de los europeos o los asiáticos. No señor, nosotros somos, a pesar de la amplia colaboración en nuestra gestación, orgullosamente “amerindios”.

Una vez descifrado el misterio del origen del mole amerindio, no me resta sino instar a todo aquel que se ha referido a los mexicanos como “hijos de la chingada”, que le vayan cambiando a su apodito y que si bien el de “molitos” no es mejor, sí define de manera más real lo que, de origen, somos.

No nos llamen, indios, sombrerudos, frijoleros, nopales ni hijos de su tal por cual. Somos unos amerindios con certificación científica del siglo XXI, a los cuales no nos hacen nadita de efecto los antirrábicos y demás productos yerberos o medicinales inventados para los del viejo continente, los de ojos rasgados y mucho menos los gringous.

En resumen que sí, lo aceptamos, somos hijos del chile y que se sienten a llorar los que no, pues seguramente serán de probeta. Yo lo único que le pediría a los científicos es que ya no le rasquen más y nos dejen en 35 el número de participantes en nuestra creación, pues uno más ya parecería orgía.

lunes, 12 de marzo de 2007

Apresúrense a preparar sus armas y sus escudos para la batalla que se va a desatar.
Apresúrense que llamar a quien crean pueda ir bien, para ayudar o para jugar.
Apresúrense a crear alianzas entre amigos o enemigos, para que les sea más fácil ganar.
Pero por favor... no avísen al Fraile Francés, pues en ese caso la velada se deberá cancelar.

domingo, 11 de marzo de 2007

Cuidado con los fraudes


Cuando uno adquiere compromisos al rentar una casa, cuando la compra o simplemente cuando es aceptado para obtener una tarjeta de crédito, siempre le entregan un contrato donde generalmente te explican todo lo que te sucederá en caso de que no cumplas con todos los compromisos que aceptas al firmar. Casi nunca leemos las letras pequeñas, pero la información está ahí.

Hace unos días me encontré con mi acta de matrimonio y decidí revisarla de arriba abajo, por ambos lados, con lupa y casi hasta con detector de microfilmes, pero no, no encontré letras pequeñas ni advertencia alguna, ni un plazo mínimo para devolución y mucho menos un número de atención a clientes. Claro que después de esto era absurdo pensar en un buzón de quejas.

¿Por qué el contrato que más te costará en la vida no incluye todos esos apartados que hasta el mismo diablo tiene en sus tratos de compraventa de almas? Es en serio, revisé todo el documento y ninguna explicación sobre qué hacer cuando de los favores se pasa a las obligaciones.

Cuando aún estás en el trámite del noviazgo te dicen “podrías ayudarme a tender la cama, te pido si levantas los platos en lo que preparo el postre, te llevarías por mi la ropa a la lavadora”, y uno piensa que si las cosas son así de diplomáticas, pues no hay ningún problema en estampar la firma de exclusividad con la fémina correspondiente, total, si todo va a ser por favor, pues qué podemos perder… ¡ajá, gran pecado, porque ese es su anzuelo!

En cuanto te bautizan como su esposo, básicamente terminan tus días de libertad. “Te toca tender la cama, cargar el súper, arreglar los detalles de la casa, lavar los trastes en las reuniones, sacar la basura, limarle los cayos a mi madre y darme masaje en la espalda todas las noches”… y cuando uno se da cuenta de la trampa y piensa en zafarse, ya está más ensartado que mariposa en insectario.

Es en este punto donde elevo mi más enérgica protesta, ¿por qué no hay nada de eso en el contrato? ¿Por qué no hay nada sobre devolver la mercancía si uno no está a gusto? ¿Dónde se consiguen las actualizaciones? ¿Si pagamos la diferencia podemos escalar al siguiente modelo?

Bueno, de menos que nos dejen elegir los métodos de tortura, digo, si hablamos de democracia, deberían dejarnos elegir y hasta hacer un paquete. “Mira cariño, voy a tender la cama únicamente en las quincenas que caigan en domingo, sacaré la basura siempre y cuando no haya residuos de comida y seré amable con tu madre solo mientras volvemos de la luna de miel”.

Pero no, ni paquete y mucho menos democracia, es más, mientras más tiempo pasa, tus obligaciones aumentan y los beneficios disminuyen. Pierdes horas de televisión en canales deportivos y ganas temporadas completas con la novela de las 8.

Podría mencionar más ejemplos, pero terminaron mis 15 minutos de Internet a la semana y debo bañar a la niña, preparar la cena, tender la cama, doblar la ropa y planchar las camisas de la semana… ¡le vendo lo que sobra de mi alma a quien me libere de esto! En serio, bara bara.

jueves, 8 de marzo de 2007

Reflexiones

Vale, descubristeis el secreto. Ahí, en ese lugar es donde de El Mortero machaca los pensamientos diarios, en la paz de la noche, observando como Marcos pasa de las NO REM a la REM.

Hoy todo el proceso duró unos 8 minutos, 30 menos de lo normal, por lo que los pensamientos no pudieron ser molidos mucho más de lo que aquí podréis leer.

En el primer minuto de mis reflexiones llegué a la conclusión que el DVD “The Secret” no es más que una tomadura de pelo para chuparle unos cuantos dólares a los que sufren de autoestima baja. “Si pones tu mente en algo verás que lo puedes conseguir”, no te jode, descubrieron que el bacalao es salao. Te cobran $997 por asistir a su seminario y decirte eso, os cobro yo $10 pavos y os doy el verdadero secreto “Para conseguir algo tienes que poner por narices la mente en ello”.

En los siguientes dos minutos recordé lo poco que me gusta sacar la basura. Pero no sacar el gran cubo verde de Miami Dade al frente de mi puerta sino sacar la bolsa del cubo de casa al verde. Lo que más me fastidia no es empujar hacia abajo la lata de atún, la piel de la cebolla o las cáscaras de huevo que quedaron flotando al borde del cubo, no, eso no es lo que más me jode. El momento que más odio de todo el proceso es cuando ya has conseguido aplastar toda la basura, cuando ya has localizado las dos tiras de plástico rojo con los que se supone que hagas el nudo, cuando ya has doblado ligeramente tu zona lumbar para alcanzar bien esas tiras rojas, ahí vas y tiras, sí, tiras de las tiras y todo ese perfume a mantequilla, leche, huevo, piel de zanahoria, media patata podrida y el jamón de York perdido hace un mes en el fondo de la nevera te golpea justo en la nariz pasándote la película en milésimas de segundo de toda la mierda que hay en esa bolsa.

Hablando de mierda, no os cuento que película me pasa cuando tiro de las tiras de la bolsa de diapers de mis hijos.

Del minuto 4 al minuto 5 pensé que todos los vasos y platos, en fin, toda la bajilla u objeto de cristal se rompen siempre en el último golpe contra el suelo. ¿Por qué tarde dos minutos para machacar esto? ¿Estará fallando El Mortero?

Los últimos tres minutos estuve triturando lo bien que lo paso en la hora del lunch en la cocina del trabajo. Qué levante la mano todo aquel que coincida conmigo y considere la hora del lunch como una de las más divertidas de su día. Qué triste deber ser la vida de alguien, estuve pensando al principio, si la hora del lunch es de las más entretenidas pero ya al pasar a la fase REM de Marcos llegué a la conclusión de que mi vida no es aburrida sino que la hora del lunch con los compañeros es bien divertida.

El Mortero

Caos organizado

Nunca he podido llevar una agenda, soy un tipo caótico por naturaleza, las cosas importantes las guardo en la cabeza y difícilmente se me pasa alguna... Hablo de lo importante, del trabajo, de cosas de vida o muerte.

Alguna vez, una antigua suegra me regaló una Franklin-Covey y cual fue mi sorpresa que no solo es un organizador personal sino una especie de guía espiritual de superación personal muy al estilo Og Mandino, nada más alejado a mi cataclísmica personalidad. No puse una sola letra en ella.

A mis manos llegó después una agenda maya (tan mística que no recuerdo cómo lo hizo) y supuse que si me ponía en contacto con mis raíces ancestrales, me convertiría en un moderno chamán del orden y la organización… Negativo, no me ayudaron ni el Sagrado Jaguar ni el Chak-Mool, nuevamente expiró al año siguiente en blanco.

Pasé por la etapa de la Palm, tan deseado gadget, busqué exhaustivamente una que, según yo, llenaría mis necesidades (como si las tuviera) y me convertiría automáticamente en el yuppie exitoso de ‘Palm en mano’; no es que yo quisiera serlo, pero ¿Qué diablos veía todo el mundo en su Palm? ¿Qué cosa más allá de lo evidente se mostraba en su pantalla? Nunca descubrí el misterio y muy empolvada la encontré tres o cuatro años después, adivinaron… sin un solo contacto, cita o junta en su memoria.

Estoy haciendo el intento, el trabajo me lo exige y sufro gratis por no ser organizado, me estoy esmerando. Bajé un programita de Internet y ahí la llevo, me identifico mucho más con un organizador electrónico que con un montón de hojas de papel revolución, eso me parece muy hippie.

Reflexión: Si las cosas son olvidables… ¿Para qué las escribimos?

Hormigón.

Entre el bien y el mal


Hoy fuimos a comer a Cilantros, un lugar pequeño, familiar y que, además, sirve comida muy rica por un módico precio.
Hace dos semanas cambiaron a la camarera que acostumbraba a trabajar allí, le llamabamos "la jenny", de cariño, pues su nombre no llevaba un artículo personal delante. Bueno, pues hace dos semanas "la jenny" dejó de trabajar y la gerencia del lugar decidió contratar a dos camareras que fueran más apetitosas para el ojo masculino, pues es el género que más suele pisar esas lides es el de los cromosomas doble X.

En realidad, estas dos chicas no son nada guapas, es más, ni siquiera tienen gracia, pero ellas hacen su trabajo, intentan coquetear un poquito para que el jefe las vea aplicadas y luego te sirven la comida y te dejan en paz. El problema es que una de ellas, al hacer la cuenta, se equivocó y nos cobró 8 dólares de más. Nosotros, sólo por hacer la gracia y sin saber que en realidad la chica se había equivocado, montamos el numerito y pedimos que viniera el manager, es decir, el dueño del restaurante que estaba ahí mismo y que había visto como haciamos el chiste con una gran sonrisa en los labios. Sin embargo, y con algo de complicidad, decidió mirar el recibo y... SE DIO CUENTA QUE ESTABA MAL.

De repente la sonrisa le desapareció del rostro y se apresuró a pedirnos disculpas. Efectivamente, la chica había cometido un error al sumar y nos estaba cobrando 8 dólares de más. Nosotros intentamos quitarle hierro al asunto diciendo que hubieramos pagado el resto del dinero gustosos, sólo por el buen servicio prestado por la muchacha, pero el dueño no estaba para chistes. La chica se quedó muda y seguro que se esperaba una gran reprimenda.

Entonces me entró el remordimiento. Hubiera preferido no decir nada y no haberle metido en problemas, pero también tiene guasa que la tia te cobre 8 dólares más porque sí.

Sólo espero que no acabe como "la jenni".

¿Día de la Mujer?


La estupidez no está en la fecha en que se celebra, sino en los motivos por los que se hace. En pleno siglo XXI, cuando el hombre viene y va a la luna como quien sale a comprar cigarros, cuando hacer fotocopias de células humanas es más fácil que cocinar un taco al pastor, cuando los seres de este planeta podemos comunicarnos en un segundo sin importar en qué lugar del globo nos encontremos, aún seguimos hablando de la violencia contra la mujer.

¿Qué pasa por la mente de quienes confunden a las féminas con sparrings o costales de box? ¿Qué pasa con las leyes que castigan más el robo de un pedazo de pan que una golpiza a una mujer? ¿Qué nos sucede a aquellos que tenemos el problema a la vuelta de la esquina y aún no hacemos nada?

Ayer me llamó un amigo al borde de la locura. Una de sus primas fue brutalmente golpeada por el marido y según me contó, no fue la primera vez, sino que ya más bien lo hace como deporte. Dice el imbécil que lo hace por el bien de su mujer, que ella se porta mal y que necesita algunas lecciones para, algún día, ser una esposa modelo. ¿Será modelo de anfiteatro lo que está buscando?

Ella es la madre de tres hijos varones que ven con normalidad que la creadora de sus días sea golpeada, lanzada desnuda a la calle como castigo y encima le llamen “la loca” cuando suplica a su padre que ya no le pegue más, que ya no lo hará enojar.

Lo peor sucedió ayer. Mi amigo se enteró del estado en que llegó su prima al hospital y fue en busca del tipo para regresarle al cavernícola mentor en una sola clase, todas las lecciones impartidas. Llegó a la sala de emergencias y observó el cuerpo hinchado, amoratado y aún sangrante de su pariente. La saludó y le dijo que él cobraría las deudas pendientes. Pero ¡oh sorpresa! Ella le suplicó y le hizo prometer que no le haría nada y ni siquiera le diría nada, porque lo ama y sabe que él tiene un “problemita”, pero que ya pronto se va a resolver… ¿será que ya no tarda en matarla a golpes?

Cuántos casos así hay todavía en el mundo, en nuestros países, nuestros vecindarios… nuestras familias? No lo sé y tampoco lo quiero saber, pues aunque es un error combatir la violencia con violencia, considero que quien golpea a una mujer, a un niño, debería ser castigado con cinco minutos a solas en un cuarto con Mortero, Hormigón, Rafa, el Puñal y el Teporingo, después de que el Barza y el Real Madrid hayan sido eliminados de la Champions. Solo cinco minutos para enseñarles a ser “hombres modelos”… claro que lo difícil será tener la resistencia física para sacarle provecho en vida a la lección.

miércoles, 7 de marzo de 2007

La zurda

Dedico estas pocas líneas a los fanáticos, si es que todavía quedan, del que algún día no muy lejano fue un equipo grande en Europa, el Real Madrid.

Poco positivo se rescata cuando se pierde, aunque esta ha sido una gran derrota para los de Concha Espina Número 1. Todos los que hayan visto el partido estarán de acuerdo que Capello no sabe de fútbol, que Cannavaro sí es bueno, Casillas el mejor, Ramos no es central, Helguera tampoco, Guti tiene que jugar siempre, Emerson nunca, Higuaín está verde, Van Nilstelroy maduro, Raúl tiene que jugar arriba, Gago abajo y Roberto Carlos en Qatar.

La zurda de Raúl Bravo ayudó al gol de los alemanes en Madrid, la zurda de Roberto Carlos regaló el gol de los alemanes en Munich. Lo que sobran no son zurdos, son alemanes.

¡Vuelve Juanito!

El Mortero

Foto: Marcos, próximo refuerzo del equipo de triatlón del Real Madrid.

El Muro


Son altos, duros e inamovibles. Suelen ser de piedra, los hay de metal también, pero predominan los de piedra. El muro impone respeto, da miedo, delata el carácter de quien lo construye. A lo largo de la historia han servido para dividir ciudades, países, territorios. Tienen múltiples usos, primordialmente se han usado y se usan para mantener a alguien o algo encerrado. También sirven de protección para mantener el peligro en el exterior del recinto rodeado por el muro.

Están pasados de moda, fascistas, no sirven. Como todo lo que se construye llega un día donde se derrumba, el muro no dura, se agrietan y son derribados. No asustan a nadie, al contrario, llaman a la violencia, incitan a querer treparlo con mayor fuerza…

Por eso maldito Fabio Capello, ponlos a jugar al fútbol la madre que te parió. Olvídate del muro de plastelina, Torres, Helguera, Ramos, Bravo y Roberto Carlos y pon a estas puertas abiertas de par en par, Higuaín, Robinho y De la Red. Abuelo, ábrele la puerta al fútbol.

El Mortero.

lunes, 5 de marzo de 2007

Reflexión Ascensorial


Llego a trabajar en hora pico, 8:30, más o menos; diario presencio un espectáculo que me cuesta trabajo entender y que es una constante en todos los edificios en todas latitudes:

No importa cuantos estén esperando el ascensor, cada persona que llega, vuelve a oprimir el botón –ya encendido- para llamarlo, como si el hecho de que un extraño lo hiciera antes, no fuera suficiente; un desfile eterno de desconfiados.

Porque sí, estamos hablando de un grave caso de desconfianza inconsciente colectiva, de la imposibilidad de creer que el llamado del prójimo es suficiente… ‘No señor, si no soy yo el que oprime el botón que llama al artefacto seguramente no bajará y todos llegaremos tarde’.

Pero ahí no para la cosa, ¿Qué tal la espeluznante tensión que se siente dentro de un elevador lleno? Se puede cortar con un cuchillo, una absoluta invasión al espacio vital, no hay nada peor que ir codo con codo con desconocidos con la sensación de que puede dejar de funcionar en cualquier momento y habrá pasar ahí dentro un buen rato (leyendas urbanas hablan de horas dentro e incluso de tener que asistir en labores de parto dentro un elevador atascado).

Mi solución es primitiva, pero eficiente: Me enchufo al celular aunque no me llame nadie ni esté escribiendo un mensaje, como si tuviera algo importantísimo que ver en la foto de mi perro que tengo de wallpaper hasta que llego al lejanísimo piso 12 y ahí sí, pavoneándome, me despido con un súper amable –hasta sobreactuado- ‘Hasta luego, que tengan un buen día’, mofándome de aquellos que van a alturas más elevadas y que seguirán sufriendo semejante martirio.

De ahora en adelante… Me voy por las escaleras.

domingo, 4 de marzo de 2007

Puedes hacerlo...


“Hágalo usted mismo”, ese es el lema que pretende levantar la autoestima de cualquier hombre en los Estados Unidos, pero en realidad se trata de la estafa más grande en la historia del ser humano desde que Dios creó a Eva para “acompañar” a Adán en su paso por este mundo.

La idea de que al hacer uno mismo las cosas se ahorra toneladas de plata, es un vil engaño. Desde armar un escritorio, un quemador de discos, una cuna para el bebé hasta un simple escurridor de vasos, todo lo que compras viene por piezas y reinventa el significado de las palabras “fácil y rápido”.

Hace unos días mi mujer decidió cambiar los muebles del baño y que para ahorrar dinero, yo me encargaría de armarlo. Al principio la idea no me pareció tan comprometedora, pues unir cuatro maderas con ocho tornillos, no es nada del otro mundo… o por lo menos eso pensé.

El instructivo del bonito mueble hecho en China efectivamente guía sin muchos rodeos al aprendiz de hombre multiusos en el armado del mismo, pero jamás menciona ni un pequeño consejo sobre cómo instalarlo en las tuberías de agua o en las cañerías. Luego de seis horas de fallidos intentos y de maldecir profundamente el momento en que acepté jugar a Bob el constructor, mi mujer se apareció con su cara de inmaculada inocencia para sentenciar “si no puedes, llamamos al plomero”.

Me tomó otras seis horas resignarme a aceptar ayuda y cuando el prepotente fontanero llegó, tardó solo 15 minutos en hacer lo que yo no pude. Al salir y luego de cobrarme el montón de plata que supuestamente me iba ahorrar, observé con odio (no sé si hacia mi, hacia él o hacia mi mujer) el eslogan en su camión de servicio “Solucionamos todo lo que su marido arregla”.
Teporingo

viernes, 2 de marzo de 2007

La Lavadora


Es un dolor de cabeza. Nuestro cerebro, el de los hombres, nunca llegará a entender algo que parece tan sencillo para la mujer. Qué no, que por mucho que lo pienso no le veo la lógica. Para poner la lavadora tengo que dividir la ropa en tres montones, el de la ropa blanca, el de oscura, y el de la clara.

Ese, ese es el montón que me desconcierta. La ropa blanca es blanca, todos los cerebros se dan cuenta de eso, hasta el mío. La ropa oscura empieza a preocuparme pero fijándome bien intuyo que los pantalones negros, que las camisetas azul marino, la del Capitán Trueno y aquella que compré en Sawgrass, van en el mismo montón.

Donde me pierdo es al llegar al montón de la ropa clara.

Vamos a ver, los calcetines grises, los pantalones cortos del chaval, los verdes mar de orilla de playa, mi camisa azul de día nublado ¿Dónde va esa ropa? “Pues en la clara”. Algo que ella responde instintivamente como el subir la mano izquierda bordeando el volante en el sentido de las agujas del reloj para poner el intermitente a la derecha. Perfectamente podría ir esa ropa y esos colores en el montón de la ropa negra y oscura pero no, no van ahí, porque no destiñen. Ahhh ¡No destiñen! Aquí una variable que desconcierta y nubla ya por completo el pensamiento y la lógica de esta complicada tarea.

O sea, ¿podríamos dividir la ropa entre la que no destiñe y la que sí? “Pues no, la Blanca va en su montón, la negra y oscura en otro y la clara y no tan clara pero que no destiñe va en otro”. El cerebro de la mujer si es fascinante.

Luego, preguntó mi tío Sebastián ¿Y el disfraz de cebra de Marcos en que montón lo pusiste?
El Mortero

jueves, 1 de marzo de 2007

Feas y decentes...



“¿Qué tal?... encantado”. Honestamente, a nadie le ‘encanta’ la idea de ser presentado, es antinatural la introducción, es una especie de imposición en las que parece estar implícito el hecho de que a partir de ahora, este sujeto estará presente en mi vida… no señor, prefiero que no me lo presenten. No vaya a ser.

Cuando el contexto es romántico, la cosa se pone todavía peor: “Güey, hace mucho que no tienes novia, te voy a presentar a Celia, es de Tlaxcala, es buenísima onda y no está tan fea, o sea, no es un bombón, pero no está taaaan mal” ¿Algo más comprometedor que una cita arreglada?… ¡Nada! Lo único seguro es que la impresión que tú causes con tu cara sea igual de lamentable que la de la gorda y quedada Celia cuando se vean las caras y formalicen su pasajero amor al presentarse.

Otro síntoma por el que las presentaciones son terribles es el ‘síndrome de la amnesia’: “Mira, te presento a…. mmm… íbamos juntos en…” Mente en blanco, una situación imposible de resolver más que con el mismo argumento de siempre “Ufff… es que ya sabes, siempre he sido malísimo para los nombres, pero de las caras me acuerdo perfecto”.

Los perros no se presentan, se huelen el culo y deciden si quieren aparearse o llevar una fraternal amistad por toda la vida, por eso siempre he confiando en los caninos, dejan todo a la espontaneidad y sobre todo, al instinto.

Claro que también están los atrevidos que suplican por una oportunidad “No seas malo… preséntame a alguien ¿no?” Los hay más precisos y atrevidos: “¿Me presentas a tu hermana?” o de plano el que no quiere saber nada “Por favor, en la fiesta, a mí me presentes, que vergüenza”.

Así que sin previo aviso ni introducción aquí quedamos a sus órdenes detrás de este ciber-changarro.

Y me despido con una de las más celebres frases que he escuchado y a la cual recurro con frecuencia: Por favor… “Feas y decentes… Ni me las presentes”

El Hormigón.

Obsoleto


Poco usado. Anticuado, inadecuado a las circunstancias actuales. Estos aparatos eléctricos, de cuchillas afiladas que no adivinas para qué lado giran han acabado con la vida de un utensilio capital y presente en todas las cocinas de nuestra generación.

Ajo, tomillo y pimienta. El mortero nunca cambia su sonrisa y no corta el ali-oli, vaya, me quedó espesico como me gusta. El sonido, particular y su diseño caprichoso, espera impaciente la próxima conversación.

Aquí, Mortero y Hormigón, y otros obsoletos de esta vida hacen los días más cortos y las horas más largas para disfrutarlas mejor.

El Mortero